Friday, October 14, 2005

una pausa en la voz de la conciencia que emerge como agua de un caño roto por los bordes de la baldosa, que inunda de cristalina obstinación hasta el último, ínfimo rincón

la obsesión es como un cactus que crece dentro tuyo

matar al tipo que jamás me deja solo, la compañía de la que habla Beckett, pero a veces hasta lo quiero un poco, tengo que admitir

subir, subir, subir el volúmen de los gritos y que en el sonido, en el medio, en el mensaje, en la histeria desatada se vaya la garganta con todo y sus patéticas cuerdas vocales a volar como polillas desde la misma vieja camisa que habito cada día

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